El
programa “Ciencia Recreativa” impulsa el interés por la ciencia y contribuye en
la formación de mejores ciudadanos.
Aprender
a observar la naturaleza en silencio o maravillarse por el fenómeno físico que
permite que una pompa de jabón se eleve al aire, son conocimientos científicos
que pueden ser adquiridos a través de experiencias sencillas y divertidas,
fuera de las aulas de clases.
Convencidos
de la necesidad de “encantar” a los jóvenes con la ciencia y crear nuevas
formas de aprendizaje que permitan apropiarse de ella, desde hace siete años el
Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), a través del Área
de Proyectos Socioeducativos, se ha dado a la tarea de formar a adolescentes en
diversas áreas de las ciencias naturales y sociales, con el fin de convertirlos
en multiplicadores del conocimiento científico.
El
programa que comenzó con la formación de 13 jóvenes en el cumplimiento de la
labor social exigida en el ciclo educativo diversificado, hoy cuenta con más de
1.500 adolescentes certificados, según informó Inés Araujo, jefa de Proyectos
Socioeducativos, durante la ponencia La Socialización del Conocimiento,
estrategias y perspectivas dictada en el marco del Ciclo de Charlas para el
Desarrollo Científico y Tecnológico, impulsado por el Ministerio del Poder
Popular para Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI).
“Es
un programa que ya tiene resultados a través de la formación de los promotores.
Son resultados que podemos palpar cuando observamos que los conceptos
científicos adquieren realidad en la práctica que hacen los muchachos” explicó
Araujo durante la charla.
La
iniciativa se ha extendido a siete estados del país y espera continuar siendo
replicada. En ella los jóvenes son entrenados de forma intensiva durante cuatro
días, después de los cuales inician su práctica en los colegios o en los
espacios de la comunidad durante un año para adquirir su certificación en el
IVIC.
“Un
joven que llega vacilante se transforma con el entrenamiento para convertirse
en una persona mucho más apropiada de sí misma, consciente de lo que hace y con
el incentivo de querer ser agente de cambio” afirmó Araujo, para quien el
aprendizaje de la ciencia tiene que transcender los métodos tradicionales y
valerse de herramientas lúdicas y cotidianas para arraigarse en la población
joven.
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